Me ha llamado mucho la atención porque me ha recordado un caso del que me puso sobre aviso, hace ya bastante tiempo, un alumno (¡cuánto se aprende de los buenos alumnos!). De hecho, el caso es de 2002, así que he sentido, en parte, en mis propias carnes el problema de la obsolescencia de los sistemas de almacenamiento digital, lo que me ha obligado a hacer un poco de arqueología digital (los más frikis pueden ver otros casos más preocupantes, aquí o aquí). El caso, que dejo para más adelante con el ánimo de generar el suficiente interés por la lectura de la entrada, era un supuesto exactamente igual al que ahora se comenta y, durante un tiempo, pensé usarlo como mi ejercicio para la oposición (que terminó siendo de responsabilidad de empresas de carga y descarga en puertos, ¡qué cosas! y perdón por la autocita). Viendo que ahora el problema se ha reproducido aquí, no dejo de pensar que quizás habría sido interesante, en su día, haber preparado un breve trabajo sobre el tema. Si lo abandoné fue porque, investigando un poco sobre lo que los americanos denominan el trade dress (que es el contexto en el que se produjo el supuesto), lo cierto es que inevitablemente acababa cayendo en el ámbito de la imitación, en el que había ya una obra de Pedro Portellano, así que lo dejé estar.
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El edificio Two Times Square |
En todo caso, lo interesante es que ese problema, que imagino que se produciría entonces de un modo más llamativo, ha pasado a aceptarse como política generalizada, si uno atiende a lo que dice la noticia. Y, aunque yo no podría decir nada porque no soy experto en esas cuestiones, me parece que semejante práctica abre un montón de interrogantes que estaría bien que alguien estudiara.